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A la hora de valorar las obras de ficción existe una tendencia generalizada a valorar siempre mejor los dramas que las comedias ¿A qué se debe que primemos las lágrimas sobre las risas? Y me incluyo porque soy el primero que parece tener una tendencia a valorar más los dramas que las comedias. Y es que puede que la utilidad de filmaffinity sea discutible, pero de la excesiva cantidad de votaciones que tengo extraigo este dato: Nota media de las comedias igual a 5,5 y nota media de los dramas igual a 6,1. Cierto que la cantidad de votaciones no es la misma (son 802 comedias frente a 645 dramas), pero ¿no es una diferencia suficientemente significativa?

A mí el primer hecho que me viene a la mente es que no valoramos por igual las comedias y los dramas cuando se quedan a mitad de camino de su objetivo. Si una comedia no nos consigue sacar risas mientras las vemos no suele importarnos demasiado que el resto de elementos estén bien desarrollados. Yo quería reírme y la obra no lo ha conseguido, así que la decepción que me llevo es tal que suelo acabar por criticarlo por falta de gracia. ¿Sucede lo mismo cuando una película dramática no consigue hacernos llorar? No puedo hablar con total certeza por el resto de la gente, pero parece que conseguir que llores está muy lejos de tener una importancia equitativa a las carcajadas. En este caso parece mejor visto valorar los esfuerzos interpretativos o la capacidad para desarrollar con acierto la historia. ¿Por qué uno sí y otro no?

El caso del fiasco total creo que ni merece la pena ser comentado. Si una película es un bodrio no creo que haya distinciones relevantes entre comedia y drama. Lo mejor que uno puede hacer olvidarla tras escupir toda la bilis que pueda contra dicha obra. Pero, ¿y cuándo uno disfruta plenamente de una comedia o de un drama? A lo largo de muchísimo tiempo leyendo opiniones ajenas y recordando la evolución de mi criterio a la hora de valorar las cosas he llegado a la conclusión de que sencillamente parece delictivo poner una obra dedicada a la risa (o la diversión, tampoco conviene ser muy de mente cerrado en este punto) por encima de otra orientada a las lágrimas (o ese concepto abstracto denominado como emocionarse con algo). ¿Por qué una cosa ha de primera sobre la otra? ¿Por qué suele decirse que lo dramático tiene más potencial que lo cómico? ¿Por qué no se le da la vuelta a la tortilla y se dice que lo dramático rara vez aprovecha del todo su potencial y en lo cómico a veces es sencillamente imposible que dé más de sí? Y es que hay que tener en cuenta lo que es, pero también la capacidad que tenía con sus elementos para ser mejor.

La primera (y casi única) cosa que me viene a la mente a la hora de pensar a qué se debe esta injusticia es que, como es natural, extrapolamos nuestra experiencia vital a las obras que absorbemos. No me queda duda de que todos en la vida preferirán los momentos distendidos, pasándolo genial con amigos y riendo casi sin parar, pero… ¿No nos marcan más las experiencias negativas? ¿Qué deja una huella mayor: Una broma o un chiste que te hace estar riéndote hasta casi caerte al suelo o la muerte de un ser querido? Creo que no es necesario responder y también creo que, quizá sin saberlo, tendemos a asociar la fuerza de la ficción con el peso de la realidad. ¿Es justo? A mí no me lo parece y hace tiempo que llegué a la conclusión de que prefiero que la ficción me haga disfrutar a que me haga llorar… pero qué difícil es llevar esto a sus últimas consecuencias a la hora de valorar obras de ficción!

Al final de la quinta temporada habíamos dejado a Jack Bauer en manos chinas, los cuáles están dispuestos a vengar con creces la osadía que tuvo de asaltar la embajada china. Han pasado varios meses sin que el gobierno americano lo haya rescatado y va a ser que físicamente ha notado mucho las torturas, pero seguramente lo peor para él está por llegar: Es rescatado, sí, pero como moneda de cambio para un terrorista que ha exigido poder acabar con su vida. No sólo ha tenido que padecer un horrible destierro forzoso, sino que sus aliados lo premian de esta forma tan singular. Afortunadamente para él, consigue escapar de las manos del terrorista, vuelve a demostrar que es una mala bestia de cuidado (¿O cómo llamaríais vosotros a arrancarle a alguien una oreja de un mordisco?) y está preparado para una nueva amenaza global. Porque sí, el gobierno puede tratar a Jack Bauer como escoria indeseable, incluso el propio presidente puede mandar a tomar por culo los valores por los que lucha, pero él siempre está ahí para solucionarlo todo.

¿Cuál es el problema a estas alturas de la serie? Por un lado a Jack Bauer ya no le queda nada que demostrar (sólo le queda ir para abajo) y por otro resulta inimaginable superar lo sucedido en la temporada anterior. Parece que los propios guionistas eran conscientes de ello y no fueron capaces de sacar adelante un sexto día con un interés uniforme. Las amenazas para Jack van oscilando entre el drama familiar (es su padre el que encuentra detrás de todo el entramado) y un cansino retorno por parte de los chinos. Jack Bauer va resolviendo la papeleta durante una sexta temporada errática, donde la muerte de personajes con cierto peso hasta ahora no tiene la misma emoción, incluso aunque sea el propio Jack quien asesine a uno de sus propios colaboradores. No creo que merezca la pena extenderse más, porque lo que aporta la sexta temporada al personaje es únicamente la asunción de que ya no puede ir más allá, la primera aparición de síntomas de decadencia y, en general, una falta de ideas para que esto cristalice en algo que no esté muy por debajo de las cinco temporadas anteriores. Vale que Jack Bauer ya sea un héroe indiscutible, pero no es admisible que una serie sufra un bajón de interés tan acusado.

Seguramente conscientes de lo olvidable que resultó la sexta temporada, los guionistas decidieron correr un riesgo tremendo de cara a la séptima al resucitar a Tony Almeida, un personaje muy querido por los seguidores de la serie y cuya muerte desató cierta polémica (en especial por la ausencia de silencio al final del episodio, algo que sí sucedía en la del capítulo inmediatamente anterior). Vaya por delante que la reaparición de Tony no está ni mucho menos bien justificada, pero sí que aporta mucho interés tanto a la aventura de turno como al desarrollo del viaje del protagonista. A estas alturas resulta inútil alargar más el decir que Tony Almeida vuelve como villano, recuperando de esta forma la figura de la sombra del protagonista que Stephen Saunders encarnó en la temporada 3. La cuestión es que Jack Bauer no sólo no es consciente de ello, sino que prefiere obviar todas las señales que le dicen que su (antiguo) mejor amigo se ha pasado al lado oscuro y, es normal, porque buena parte de los espectadores (entre los que me incluyo) preferían negarse a creer que la brújula moral de tan carismático personaje se había ido de viaje con la madre de Marco. Sin embargo, Jack Bauer era Dios y no tuvo problemas en asesinar la temporada anterior a un amigo suyo porque era lo que había que hacer, pero Jack ya no es el mismo. Físicamente tiene tal cantidad de cicatrices que duele con sólo mirarlo y mentalmente está muy cerca del agotamiento extremo. Y es que además de eso, Jack Bauer ha sido llevado ante los tribunales para que rinda cuentas sobre todas las ilegalidades que ha cometido hasta la fecha (1), perdiendo así de forma definitiva la categoría de Dios. Nuestro héroe está en graves apuros y éstos no van a hacer más que aumentar.

No quiero desdeñar la gran amenaza de turno de la temporada, pero lo cierto es que el rollo de la amenaza biológica es algo que ya tenemos muy visto y que va a terminar resolviéndose es algo que todos damos por sentado, pero lo que realmente interesa es la inevitable confrontación entre Jack y Tony. La posición de fuerza entre ambos varía según el episodio en el que estemos (mítico ese final de episodio en el que Tony deja a Jack retorcerse de dolor ante su casi segura muerte) para finalmente descubrir que Tony en realidad no se había vuelto completamente malo, simplemente su obsesión le había cegado y le daba igual todo lo que sucediera con total de poder vengarse del responsable de la muerte de Michelle (que encima estaba embarazada. Tony carece de su propia Kim, el punto de apoyo con la realidad de nuestro héroe). Quizá sea este el motivo de que Tony sólo sea arrestado (lo cual hasta ahora siempre ha sido garantía de una futura reaparición que en este caso estoy deseando), lo cual se une a la sensación de que todo queda inconcluso. Cierto que la amenaza se contiene, pero el episodio final nos deja con varios cliffhangers, en general descafeinados, entre los que destaca la decadencia total de Jack: Contagiado por el agente biológico, sólo una operación cuenta con alguna posibilidad de salvarle la vida. Obvio es que la operación se lleva a cabo y Jack sigue con vida, pero las secuelas que le quedan son claras.

Por último, a modo de apunte de futuro reseñar que en el comienzo de la octava temporada ya ha podido verse a un Jack entre decadente y desganado por hacer frente a sus obligaciones como el héroe de la serie: Jubilado, con una nieta la mar de mona y al fin reconciliado con su hija, Jack lo único que piensa es en desvincularse de la amenaza contra la seguridad mundial en general y de su país en concreto. Además, es visto por todos como una figura del pasado, a alabar por algunos (la actitud casi reverencial del personaje interpretado por Freddie Prinze Jr) y a ignorar por otros. No es casualidad el cambio de ubicación de la UAT y la práctica renovación de toda su plantilla (sólo nos queda Chloe como cara conocida, pero está al borde del despido a no saber adecuarse a los nuevos tiempos): Jack Bauer es el héroe del pasado y él mismo es consciente de ello. No obstante, ahí está cuando se le necesita, porque los héroes de verdad no pueden desaparecer («Quizá es porque creo que si los salvo a ellos me salvo a mí mismo» como explicación para todos sus actos, pero ya bastante desencantado) comentaba en la season finale de la temporada anterior) , simplemente han de morir cumpliendo su misión, a no ser que sean cancelados antes de tiempo (no es el caso) o simplemente las ansias de dinero por ser una serie de éxito lo alarguen más allá de lo debido (que es mi gran temor).

(1) No quiero olvidar del todo la existencia de 24: Redemption, la discreta película televisiva que sirve de precuela a la séptima temporada. En ella, vemos a Jack Bauer refugiado en África y luchando por proteger a muchos menores que están a punto de ser víctimas de una limpieza étnica. No me cabe duda que la única función de todo esto es servir como lavado de cara de nuestro héroe ante la que se le avecina. Sí, ha matado a muchos, sí, se ha pasado las leyes por donde le ha dado la gana, pero no sólo ha salvado a su país infinidad de veces, sino que también tiene tiempo para sacrificarse para conseguir salvar a unos niños inocentes.

En esta ocasión, el regreso de Jack Bauer viene marcado por haber sido despedido de la UAT por la adicción a la heroína que desarrolló durante la infiltración con los Salazar. Pese a que ese sea su premio por el trabajo realizado, Jack no ha tenido problema en encontrar otro trabajo de primera categoría… que pronto deriva en otra amenaza terrorista al ser secuestrados el Secretario de Defensa y su hija, pero en esta temporada el enemigo importa menos que en otras ocasiones. Me explico: Vemos mucho antes que en las demás quién es el villano definitivo de verdad (24 se había basado mucho hasta este momento en villanos definitivos que apenas duraban unos pocos capítulos para morir, preferiblemente a manos de Jack Bauer, al de poco de aparecer su relevo) y todo deja tanto la sensación de estar tan estructurado que el necesario elemento novedad pierde fuerza en la temporada 4. Jack Bauer es, como ya dije, Dios y en ningún momento tenemos la duda de que va a eliminar a todos los malos y volver a casa tan tranquilo. De hecho, sólo la intromisión de Charles Logan forzándole a abortar una operación cuando estaba a punto de atrapar a Marwan impide que a esta temporada le sobren varias horas. Jack Bauer al 100%.

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Tras quedarnos claro en la cuarta temporada que Jack Bauer está ya muy sobrado para resolver cualquier amenaza terrorista al uso, porque es un ser superior al que únicamente las interferencias de la cadena de mano le impidió tener varias horas libres al final de la cuarta temporada. Quizá por eso (y por la posibilidad de ser entregado a los chinos por asaltar la embajada) decidió que era la hora de apartarse del mundanal ruido y empezar una nueva vida. Una retirada a tiempo podría decirse que es una victoria, pero parece que hay alguien que no está dispuesto a dejar jubilarse a nuestro héroe. No sólo localizan su ubicación forzándole a huir, sino que asesinan a dos (David Palmer y Michelle Dessler) de las cuatro personas que sabían que aún estaba con vida, y están a punto de acabar con Chloe y, sobre todo, Tony Almeida. Vamos, que a nuestro héroe no le queda otra que salir de su retiro reforzando así una de mis principales quejas contra el concepto de El viaje del héroe: Éstos no hacen algo y se van sin más a vivir una vida feliz y radiante, ni se limitan a cumplir aventuras reiterativas. Lo que hacen tiene una serie de consecuencias que tarde o temprano se vuelven en contra del héroe. En este caso múltiples bajas de seres queridos y dejar en el espectador la sensación de que Jack Bauer no va a poder desaparecer sin más, quedando así sellado su destino de tener que morir en acto de servicio, aunque ya me explayaré en esto el próximo día.

La cuestión es que Jack Bauer vuelve a las andadas, pero su lista de aliados se ha visto drásticamente reducida, con lo cual tendrá que usar al máximo sus poderes de nuevo Dios televisivo. Las primeras pistas lo llevan a descubrir la participación en todo el entramado de Christopher Henderson, antiguo jefe suyo en el que podríamos ver a una especie de mentor de nuestro protagonista. Encontramos en él un nuevo punto de apoyo de lo que propongo: Todos los personajes que en un momento u otro desempeñaron ciertas funciones habituales del rol del mentor acaban de mala manera en la serie: O asesinados (David Palmer y el amigo y superior de Jack que juraría que únicamente aparece en el piloto) o corrompidos como el caso que nos ocupa. Además, Tony sale del coma y siente la imperiosa necesidad de acabar con Henderson al ver en él al culpable de la muerte de Michelle, pero es incapaz (1) de hacerlo, lo cual provoca que sea él el asesinado (aunque esto será matizado más adelante) y la fuga de Henderson. El problema es que la tercera muerte de un ser querido no es más que el preludio de lo enorme que es el peligro de esta temporada: El propio presidente de los USA, la misma persona que le impidió atrapar a Marwan más rápidamente en la temporada 4, está detrás de la amenaza terrorista de turno. Lo primero que esto supone es que los valores por los que lucha Jack Bauer se han visto seriamente comprometidos, pero también que el villano de turno tiene a su disposición todo el apoyo que quiera para desacreditar a nuestro héroe en su misión. No obstante, Jack Bauer es todopoderoso y salva todos los obstáculos posibles para eliminar primero a Henderson y conseguir después una confesión por parte del presidente Logan.

Jack Bauer ha alcanzado el máximo de su potencial, y es que ya no tiene forma humana de demostrar que puede vencer una amenaza superior a la de la quinta temporada (bueno, vale, una invasión alienígena podría colar, pero eso nunca sucedería en una sería como 24), por lo cual llega el concepto que casi toda obra de ficción tiende a edulcorar cuando hay que contarla: La decadencia del héroe. Todo lo que sube tiene que bajar y nada mejor para empezar a aplacar la voluntad de Jack Bauer que pasar multitud de meses siendo torturado por las autoridades chinas. ¿Qué pasará entonces con nuestro protagonista: Se desviará del camino del bien como hizo Stephen Saunders al verse en la misma situación o seguirá luchando como siempre pese a no ser ya el de siempre?

(1) Ya había apuntado que el principal punto de desencuentro entre los personajes de Jack Bauer y Tony Almeida es su reacción ante lo que sucede a sus esposas. Al ser secuestrados el primero hace todo lo posible por evitar que los terroristas consigan lo que buscan, pero el segundo cede a todas sus exigencias. Pues bien, al llegar la hora de vengar su muerte sucede otro tanto: Jack Bauer no duda en eliminar a sangre fría a Nina Myers, mientras que Tony, por el momento, no consigue hacerlo. Son dos elementos de contraste interesantes, pero habrá que esperar a la séptima temporada para ahondar más en ellos.

Previously on “El viaje de Jack Bauer”: Esa cosa llamada “El viaje del héroe” está incompleta, porque los héroes no son personajes estáticos o que apenas tienen una única aventura. Además voy a demostrarlo con 24: Jack Bauer es el héroe de la serie que ha de desbaratar los tejemanejes de unos terroristas, y lo consigue, pero he aquí que su premio es encontrar a su mujer muerta ¿Qué será de él?

Jack Bauer decide tras la muerte de su esposa que lo mejor era abandonar la UAT, porque ¿de qué sirve salvar al país si luego justo la persona a la que asesinan es tu esposa? Esto, tomando los postulados de “El viaje del héroe” de forma extensiva podría interpretarse como la etapa del rechazo de la llamada, pero todos sabemos que van a acabar aceptando, porque de lo contrario no tendríamos historia que ver. En este punto adquiere especial importancia el personaje de Tony Almeida, el cual es el punto de contacto sentimental de Jack con la UAT y que empieza a adquirir el status de igual a nuestro protagonista, algo que será muy relevante en el futuro de la serie. Finalmente, Jack regresa y su primera acción es cargarse a un delincuente (pero también un testigo protegido)y cortarle la cabeza con una sierra para poder infiltrarse en una célula terrorista. Creo que sobra decir que ese nunca sería el modus operandi del héroe convencional.

Como es lógico, la aventura de Jack tiene ciertas complicaciones que no es el momento de desgranar, sino pasar al reencuentro con la asesina de su mujer: Ésta consigue ponerse en una situación de poder respecto a Jack y exige ser perdonada por todos sus delitos cometidos a cambio de colaborar con el gobierno en el caso en curso. Hasta ahí todo parece normal, pero también demanda ser perdonada por el futuro asesinato a sangre fría del propio Jack. El tiempo pasa y el presidente Palmer, el hombre al que salvó en la primera temporada y que además funciona a modo de brújula moral de nuestro protagonista (1), está a punto de dar luz verde a esa petición, pero nuestro héroe consigue desarmar a su archienemiga y apresarla de nuevo… aunque sólo temporalmente (el gobierno no duda en hacer tratos con los criminales, sea lo que sea que hayan hecho, si eso beneficia al bien del país). La investigación continúa y llegamos al punto en el que Jack Bauer muere en una sesión de tortura. Sï, he dicho que muere, ¿qué sucede entonces? Que, al igual que multitud de superhéroes de la Marvel, resucita de entre los muertos y derrota a todos sus secuestradores pese a estar en muy baja forma. Jack Bauer ya es definitivamente superior a todo ser humano. A partir de ahí toca resolver la amenaza global de la temporada, pero aún no ha perfeccionado sus recién descubiertos superpoderes y el villano de turno (un Tobin Bell que aún no había sido el eterno Jigsaw que aun muerto provoca multitud de asesinatos) está a punto de acabar con él, pero los refuerzos llegan justo a tiempo. ¿Cuál es el premio que ofrece la serie a todos los esfuerzos de Jack para proteger el futuro del país? Pues que David Palmer cae víctima de un sofisticado ataque terrorista y a saber si sobrevive y, caso de hacerlo, en qué condiciones.

Sin embargo, la tercera temporada comienza de forma aparentemente más plácida para Jack: Su hija pasa a trabajar también en la UAT dificultando así el poder ser víctima de un nuevo secuestro (aunque acaba siéndolo), tiene un compañero al que podemos ver al mismo tiempo como una especie de hijo para él y como su discípulo. Pero todo es una cortina de humo: En su última infiltración no ha dudado en llegar a drogarse para ganarse la confianza de los hermanos Salazar y además ha iniciado una aventura amorosa con la esposa de uno de ellos. Los descubrimientos se suceden y acaban con la muerte de la que debía ser su nueva novia (2) y en nuevo enfrentamiento con su odiaba Nina Myers. Jack, como es normal, se sale con la suya, apresa a Nina y la lleva detenida. Pero Bauer dista mucho de ser el héroe perfecto y visto que Nina no va a poder darle más información no duda en asesinarla a sangre fría y luego inventarse una excusa peregrina para justificarse.

Toca detenerse de nuevo en el personaje de Tony Almeida, el cual es situado en esta temporada en la misma posición que Jack: Su esposa es secuestrada para que el malvado de turno lo extorsione en beneficio propio. La cuestión es que ese villano no es otro que un antiguo compañero de nuestro protagonista, pero él fue abandonado a su suerte y sufrió torturas durante mucho tiempo (otro punto que la serie recuperará más adelante), lo cual le hizo pasarse al lado oscuro de la fuerza y ser la sombra ideal de Jack Bauer: Son iguales, así de simple, pero a uno lo ha corrompido la política de su país y ha decidido atacarlo, mientras que el otro es un patriota por encima de cualquier otra cosa y sigue fiel al presidente Palmer (aquí más débil que nunca por las secuelas del atentado ya comentado). Pese a la ayuda de Tony (3), Jack Bauer atrapa a Stephen Saunders y llega la hora de encontrar su punto débil, y éste no es otro que el mismo de Jack: Su hija. Jack lo sabe y es tan sumamente cabrón de estar a punto de hacer que ella muera para forzar a Saunders a hablar. A partir de aquí se suceden las recompensas negativas para Jack: Cierto que consigue neutralizar la amenaza, pero por lo pronto se ve obligado a amputar una mano de Chase (su compañero-hijo y discípulo), inhabilitándole para seguir en el cuerpo (4). Además, ve como Tony Almeida va a parar a la cárcel por intentar salvar la vida de su esposa, cosa que consigue, pero con un coste exagerado. De este modo, Jack pierde a dos compañeros básicos en su vida y también como el hecho de luchar por tu propia familia y conseguirlo se salda con un castigo, por lo que ha de despegarse completamente de las limitaciones humanas que tiene el ser un superhéroe: Esta temporada no acaba con ningún cliffhanger, sino con Jack llorando a solas en su coche, una vez se haya desahogado estará listo para la siguiente etapa: Jack Bauer es Dios (entended Dios como cénit del héroe)

(1) Calificar a David Palmer como mentor de nuestro héroe resulta exagerado, pues en realidad no lo adiestra en ningún campo, pero sí que funciona como poder superior al que respeta por encima de cualquier otro y es el único cuyas órdenes Jack no desobedece con total impunidad.

(2) Aquí hay que señalar que lo aleatorio de su muerte se debe a que Vanessa Ferlito recibió una oferta irrechazable para pasar a forma parte del elenco de CSI New York, lo cual frustró los planes previstos de convertir esta trama en una relación amorosa que perdurase en el tiempo. Sin embargo, no me cabe duda de que su aventura acabaría mal, tal y como pasaba con Kate Warner y como pasará con las sucesivas. El destino de Jack no es ser feliz.

(3) Ante casos así se puede reaccionar de dos maneras: Haciendo lo posible por engañar al criminal, pero sin llegar a ayudarlo o ceder completamente ante sus exigencias por temor a perder al ser amado. Jack es de los primeros, Tony de los segundos. Y es únicamente esto (y los superpoderes de Jack) lo que imposibilita encontrar en Tony a un posible sucesor de nuestro protagonista.

(4) Sin embargo, esto no es lo peor que se ve forzado a hacer Jack: Una de las exigencias de Saunders es que Jack asesine a Ryan Chapelle (su superior) y como aún no estamos en las horas finales de la temporada no es posible que atrapen ya al archienemigo, ¿el resultado? Una ejecución a sangre fría en el que seguramente sea el capítulo que mejor aprovecha el que la serie se ambiente a tiempo real. Y de bonus track seguimos manchando la imagen de Jack como héroe al uso.

Hay un concepto con el que todo aquel que haya estudiado Comunicación Audiovisual o algo afín a esta carrera debe estar especialmente familiarizado y es El viaje del héroe establecido por Joseph Campbell a mediados del siglo pasado (1). ¿Qué narices puntualiza esa idea? Pues básicamente que todos los relatos vienen a contar una historia marcada por los mismos patrones, en la cual el protagonista pasa siempre por sucesivos estados (para más información: http://es.wikipedia.org/wiki/El_h%C3%A9roe_de_las_mil_caras), lo cual impide la creación de un relato (siempre considerándolo dentro de las historias tradicionales, las marcianadas sin historia no entrarían aquí) realmente novedoso. ¿A santo de qué toda esta liosa introducción? Pues básicamente para decir que a mí siempre me pareció que el concepto de El viaje del héroe resultaba insuficiente al limitarse a historias únicas y dejar toda la evolución posterior limitada a poco menos que un eterno “Y fueron felices y comieron perdices”, y a mí eso siempre me ha sentado como una patada en la boca. No soy un niño y los héroes no son personajes inamovibles que realizan una única heroicidad y pasan a cobrar la pensión de jubilación completa y a tocarse las narices en casa. Y tampoco son personas que van haciendo heroicidades una detrás de otra sin evolución alguna.

Sé que llegado a este punto algunos pensaréis “Pues muy bien, pero eso qué narices me importa a mí cuando has vendido esto como un blog sobre series” (vale, literalmente no creo que nadie lo diga). La cosa es que, como algunos ya sabréis, ando haciendo una tesis doctoral, pero el primer tema que propuse no tenía relación alguna con el a la postre vencedor, sino que era realizar una análisis muy particular de 24, mi serie favorita aún hoy, en el cual quería establecer las obviar limitaciones de El viaje del héroe tomando como base la evolución de Jack Bauer, personaje sin el cual uno no podría entender la existencia de esta serie. Y como la serie va a estrenar a su octava (y espero que última) temporada y yo tenía unas ganas inmensas de escupir (aunque no profundizar, para eso tendría que volverme a verlas todas las temporadas) todas las ideas que pasan por mi cabeza eso es lo que voy a hacer, ea. Eso sí, aviso, va a haber tal saturación de spoilers que no me hago responsable de fastidiarle a alguien la serie.

La primera temporada de 24 nos presenta a Jack Bauer como un hombre de familia con un puesto de cierta responsabilidad dentro de la UAT (Unidad Anti Terrorista). Dentro de la oficina ya tiene un antagonista primerizo, un superior con el que choca constantemente y una antigua amante que estuvo a punto de provocar la separación de su mujer. Pronto sabemos que ya ha llevado a cabo misiones muy importantes, por lo que basicamente nos encontramos con un héroe ya hecho que carece de la necesidad de la figura de un mentor. Además, no recibe con mucho agrado las figuras de autoridad (ese momento en el que droga a Mason) por muy patriota que sea. Es el secuestro de su hija primero y posteriormente de su esposa lo que le fuerza a cumplir las exigencias de unos malvados terroristas que quieren acabar con la vida del senador David Palmer. Tiene que traicionar a los suyos, cometer multitud de ilegalidades, pero aún así no lo asesina cuando le llega una oportunidad pese a que eso está a punto de costar la vida de ellas. No, Jack es un héroe íntegro, capaz de acabar con porrocientos terroristas de una tacada con una sola pistola, pero honorable. Y siguiendo las pistas que va encontrando localiza el escondite de Ira Gaines, el villano definitivo de un par de capítulos (algo habitual en la serie), y en un duelo de iguales (en realidad no, Jack Bauer es superior incluso que Dios) lo vence, rescata a su familia y un bonito helicóptero los lleva a casa sanos y salvos para volver a la perfecta vida que llevaban en la que su hija Kim aún no era un imán para cualquier tipo de secuestrador.

Llegado a este punto, la primera temporada de 24 ya ha completado lo que propone El viaje del héroe, pero por cuestiones ajenas a la voluntad de los guionistas Fox decidió que la serie no iba a llamarse 12 como estaba inicialmente previsto, sino que había que ampliar la historia. ¿Qué sucede cuando tienes que llevar más allá de lo habitual la historia? Puedes seguir dos caminos: Proponer más o menos lo mismo aunque ampliando los peligros que ha de sortear el protagonista para llegar a un desenlace mimético o empezar a introducir puntos de distanciamiento respecto a lo que señaló Campbell. Me resulta imposible negar que la forma de prolongar la historia resulta de lo más artifiosa: Un burdo cliffhanger nos dice que hay un nuevo asesino en escena y que casi que va a ser necesario neutralizarle no se vaya a cargar a Palmer. La amenaza se incrementa al aparecer en escena un antiguo enemigo de Jack Bauer al que éste creía haber asesinado. De esta forma, la imagen inicial del protagonista como héroe de guerra se ve reforzada, ya que vuelve a derrotarlo y, esta vez sí, se lo carga y también a sus hijos (uno de ellos el nuevo asesino metido con calzador interpretado por un por aquel entonces desconocido Misha Collins).

El problema es que ese no es el único peligro con el que ha de lidiar Bauer, pues Nina Myers, su antigua amante, ha optado por traicionar al gobierno para embolsarse unos cuantos milloncejos en su cuenta corriente. Este golpe de efecto (un tanto tramposo, es imposible negarlo) es el que nos lleva al punto en el que 24 empieza a separarse del trayecto habitual de estas historias: Nina Myers asesina a la esposa de nuestro héroe antes de intentar darse a la fuga. Él la captura y está tentado de acabar con su vida al haberse sentido traicionado, pero no es suficiente para traicionar los patrones del héroe ideal: Ella está desarmada e indefensa y Jack Bauer no puede matar así porque sí. Él es un patriota que se debe a su país y que simplemente tiene que hacer el trabajo sucio que otros no están dispuestos a realizar. Pero las cosas no son así de fáciles y la recompensa que debería suponer el reencuentro con su familia se transforma en un dolor inenarrable al encontrar a su mujer muerta (¿un castigo simbólico por haberle sido infiel quizá? Es cuando menos curioso que sea la (ex)amante quien se cargue a la esposa). El héroe ha cumplido con su misión, ¿qué clase de final dentro de los patrones de Campbell es encontrar a tu mujer muerta como cierre de la historia? 24 ya no es otro viaje de un héroe aleatorio ¿Qué pasará ahora? Para averiguar las idas de olla (lo llamaría brillante disquisición, pero soy consciente de mis limitaciones) os cito dentro de unos días para ver la primera fase de la evolución de este héroe: La superheroización de Jack Bauer.

(1) Hay quien dirá que su teoría debe mucho a otras ideas señalados con anterioridad por Vladimir Propp (http://es.wikipedia.org/wiki/Vladimir_Propp#Las_funciones_de_Propp) y hasta cierto punto tendría razón. Además, he de añadir que si alguien quiere buscar una explicación ampliada más sencilla de todo esto es mejor que acudan a la “versión para tontos” (vamos, lenguaje más accesible y todo eso) escrita por Christopher Vogler bajo el título El viaje del escritor.

Hotaquetal!

Nunca he tenido muy claro qué decir al abrir un blog, así que me limitaré a ir directamente al grano:  En los últimos tiempos mis aportaciones a la papelera gigante de contenidos que es Internet se limitaba a las tonterías que iba soltando por twitter (un año ya por ahí y casi 11.000 mensajes… digo yo que alguno fue interesante.), aportaciones esporádicas en diversos foros (siendo http://www.cinelandia.mforos.com el más afortunado por mi presencia) y comentarios sobre los últimos estrenos en cine y en formato doméstico por otro sitio (http://unraticode.com/cambioderollo/?author=12). La cosa es que a veces hay cosas que me apetece decir, ya sea sobre películas menos recientes o, especialmente, sobre series de televisión y me he dicho que ea, que mejor soltarlo a quedarme constantemente con las ganas de hacerlo.

Eso sí, aviso, con la gran cantidad de sitios de información y opinión sobre la actualidad televisiva me va a dar una pereza de tres pares de narices comentar cosas recientes, así que lo más seguro es que por este sitio obvie las series más actuales (hay cierto tipo de comentario que se va a escapar de esto, pero eso ya lo veréis más adelante, si es que hay alguien mirando, claro está). Eso se traduce en que actualizará con una regularidad amorfa, poque justamente son esas series (y las películas que he de ver para mi tesis doctoral) las que me ocupan más tiempo, pero, egoístamente he de admitir que una de las principales motivaciones para abrir este sitio es tener algo que (tímidamente) me fuerce a recuperar esas series de hace tiempo que ya sea por no conocerlas aún, por haber aplazado ad eternum su visionado o por cualquier otro motivo no haya visto. Lo dicho, hola y todo eso.