A la hora de valorar las obras de ficción existe una tendencia generalizada a valorar siempre mejor los dramas que las comedias ¿A qué se debe que primemos las lágrimas sobre las risas? Y me incluyo porque soy el primero que parece tener una tendencia a valorar más los dramas que las comedias. Y es que puede que la utilidad de filmaffinity sea discutible, pero de la excesiva cantidad de votaciones que tengo extraigo este dato: Nota media de las comedias igual a 5,5 y nota media de los dramas igual a 6,1. Cierto que la cantidad de votaciones no es la misma (son 802 comedias frente a 645 dramas), pero ¿no es una diferencia suficientemente significativa?
A mí el primer hecho que me viene a la mente es que no valoramos por igual las comedias y los dramas cuando se quedan a mitad de camino de su objetivo. Si una comedia no nos consigue sacar risas mientras las vemos no suele importarnos demasiado que el resto de elementos estén bien desarrollados. Yo quería reírme y la obra no lo ha conseguido, así que la decepción que me llevo es tal que suelo acabar por criticarlo por falta de gracia. ¿Sucede lo mismo cuando una película dramática no consigue hacernos llorar? No puedo hablar con total certeza por el resto de la gente, pero parece que conseguir que llores está muy lejos de tener una importancia equitativa a las carcajadas. En este caso parece mejor visto valorar los esfuerzos interpretativos o la capacidad para desarrollar con acierto la historia. ¿Por qué uno sí y otro no?
El caso del fiasco total creo que ni merece la pena ser comentado. Si una película es un bodrio no creo que haya distinciones relevantes entre comedia y drama. Lo mejor que uno puede hacer olvidarla tras escupir toda la bilis que pueda contra dicha obra. Pero, ¿y cuándo uno disfruta plenamente de una comedia o de un drama? A lo largo de muchísimo tiempo leyendo opiniones ajenas y recordando la evolución de mi criterio a la hora de valorar las cosas he llegado a la conclusión de que sencillamente parece delictivo poner una obra dedicada a la risa (o la diversión, tampoco conviene ser muy de mente cerrado en este punto) por encima de otra orientada a las lágrimas (o ese concepto abstracto denominado como emocionarse con algo). ¿Por qué una cosa ha de primera sobre la otra? ¿Por qué suele decirse que lo dramático tiene más potencial que lo cómico? ¿Por qué no se le da la vuelta a la tortilla y se dice que lo dramático rara vez aprovecha del todo su potencial y en lo cómico a veces es sencillamente imposible que dé más de sí? Y es que hay que tener en cuenta lo que es, pero también la capacidad que tenía con sus elementos para ser mejor.
La primera (y casi única) cosa que me viene a la mente a la hora de pensar a qué se debe esta injusticia es que, como es natural, extrapolamos nuestra experiencia vital a las obras que absorbemos. No me queda duda de que todos en la vida preferirán los momentos distendidos, pasándolo genial con amigos y riendo casi sin parar, pero… ¿No nos marcan más las experiencias negativas? ¿Qué deja una huella mayor: Una broma o un chiste que te hace estar riéndote hasta casi caerte al suelo o la muerte de un ser querido? Creo que no es necesario responder y también creo que, quizá sin saberlo, tendemos a asociar la fuerza de la ficción con el peso de la realidad. ¿Es justo? A mí no me lo parece y hace tiempo que llegué a la conclusión de que prefiero que la ficción me haga disfrutar a que me haga llorar… pero qué difícil es llevar esto a sus últimas consecuencias a la hora de valorar obras de ficción!
Es muy complicado, la comedia ha estado siempre infravalorada en los premios, la frase tan manida de «Es más difícil hacer reir que llorar», la subscribo totalmente, pero se aprecia menos, será que somos unos pesimistas por naturaleza que solo nos quedamos con lo malo, (que mal acostumbrados nos tienen los telediarios), pero inconscientemente todos acabamos apreciando menos el valor de una risa que el de una lágrima, cuando generalmente en una buena comedia acabas haciendo las dos cosas reir y llorar.
Sr. Billy Wilder vuelva usted que son malos tiempos para la comedia con tanta crisis, y ahora es cuando los cómicos deben dar la talla.
P.D: Sigo peleándome conmigo mismo, para ver si adopto el término «Dramedia» o no, una comedia puede tener algo de drama y un drama algo de comedia, y así es la vida, no hay necesidad de acuñar un término, que manía tenemos de calificarlo todo, ains.
Estoy completamente de acuerdo en lo que dices sobre el concepto dr Dramedia. En el fondo al final siempre acaba primando uno de los dos géneros, así que no sé yo si necesario acuñar un género distinto.
Y que usen la tecnología de «Parque Jurásico» para revivir a Billy Wilder, pero que hagan varios. Uno centrado en comedia, otro en drama, otro en cine negro… que era el amo en todo!
Qué ironía que, hablando de la diferencia entre comedias y dramas, pongas una foto del capítulo de Futurama con el que más he llorado…
En cuanto a la reflexión, pues eso, qué te voy a decir que no sepas. La última comedia a la que le puse buena nota, El apartamento de Billy Wilder, se la puse porque en algún momento me hizo medio llorar. Bueno, porque es buenísima en realidad. Pero eso. Supongo que el drama hace que el espectador se implique más, y eso siempre ayuda en la valoración final…
Por cierto, que últimamente pienso yo bastante en el sistema de valoración que tenemos, de notas… Y en lo frustrante que suele ser, al menos para mí, tener que reducir toda mi opinión a un número entero. Una cifra estúpida.
Y una cosa más, me has hecho pensar en How I Met Your Mother. Serie que normalmente tiene insatisfechos a sus fans, aunque normalmente nos reímos con ella. Mmmm, da que pensar.
Nos hacen falta genios como él.
Es que lo de Futurama está elegido aposta, que me puse a pensar… mmmh, una serie que me ha haya hecho reír muchísimo pero también haya sacado genialmente el lado de «llorar» y… «Futurama» es la primera que me vino a la mente 😀
Por cierto, yo no creo que «El apartamento» sea una comedia… es una drama hasta cierto punto disfrazado de comedia. Lo mismo me viene a pasar, salvando las ENORMES diferencias, con las películas salidas de la factoría de Judd Apatow..
Yo soy uno de esos pocos bichos raros que priman la comedia sobre el drama, quizá porque a la hora de escribir me sale siempre el lado cómico. Creo que no podría escribir un capítulo de El Internado porque acabaría centrándome en Jacinta dando collejas, para que nos entendamos.
Se aprecia mucho cuando un cómico hace reír de manera memorable. ¿Quién ha menospreciado a los Monty Python o al mejor Wilder? Otra cosa son las comedias a-lo-Wayans, que dan vergüenza ajena en vez de hacer reír.
De todas maneras, no pasa solo en el cine: Miremos las listas de mejores series de la historia. Miremos las de mejores cómics. ¿Cuántas comedias hay? Quizá Friends, Calvin y Hobbes y para de contar. Frasier y Mafalda, como mucho. La cosa es que como nos reímos diariamente con nuestros amigos, creemos que hacer reír desde una pantalla o unas páginas es algo igual de sencillo.
Pero hacer llorar es la cosa más fácil del mundo. Solo hacen falta cuatro frases sensibleras, un par de besos robados y sentimientos extra-fuertes extra-plus en personajes que podamos creernos. ¿Reír? ¿Cómo que reír? ¿Qué nos consideramos, mundanos?